El encargo fue diseñar una casa de descanso al borde del mar en el balneario de Cachagua, en la Zona Central de Chile, para un matrimonio joven con hijos, quienes privilegian ante todo la integración familiar.
Debido a la predominancia en las costas chilenas, del tradicional viento frío proveniente del sur poniente, el proyecto se origina en una gran terraza exterior de madera encerrada por los volúmenes proyectados de la casa, este espacio es el punto de reunión, que se integra con el paisaje a través de una abertura que enmarca el horizonte y sus infinitos atardeceres. La piscina se dispuso en este lugar y se revistió en piedra pizarra para que asemeje el color del mar, generando una continuidad con este y el horizonte.
La estructura de vigas y pilares que se proyecta de la casa y enmarcando las vistas, adicionalmente contemplaba unos quiebra-soles móviles que bajarían en las tardes para mitigar, no sólo el sol poniente, sino que también el reflejo de éste en el mar.
El programa se distribuye según la pendiente natural del terreno y la terraza como los espacios públicos se encuentran en el nivel de acceso, todos los espacios privados están a medios pisos de esta, fortaleciendo su importancia. Una rampa acompaña fluidamente el transitar por la casa, al no tener gradas nada distrae la mirada del paisaje circundante.
EL estar principal no tiene muros para dar la sensación de estar en directo contacto con la naturaleza, y el ventanal que relaciona este con la terraza se abre completamente integrando el espacio intermedio al interior de la casa aumentando su amplitud. Además de proteger aun más la terraza y la piscina del viento.